01 Mar Mindfulness y espiritualidad : la autocompasión
Uno de los libros más bonitos que he leído sobre Mindfulness es «La compasión: el corazón del Mindfulness» de Vicente Simon.
En momentos difíciles por los que pasé mis amigos me decían que sobretodo no me autocompadeciera, y yo me sentía aún peor cuando me decían esto. En el fondo estábamos hablando de conceptos distintos de la autocompasión. El libro que leí luego fue un regalo porque me permitió entender qué es y qué no es la autocompasión. Y ahora puedo enseñar a las personas que acompaño en Mindfulness el auténtico sentido de la palabra autocompasión.
La autocompasión la asociamos generalmente a la pena, a la lástima. Esta es una visión de la compasión muy extendida pero errónea. La compasión no es otra cosa que el deseo de que todos los seres vivos, incluyéndonos a nosotros mismos, se encuentren libres de sufrimiento.
La compasión y autocompasión son habilidades que pueden ser entrenadas, fortalezas que nos permiten transformar para bien el sufrimiento emocional, que producen cambios cerebrales que contribuyen a mejorar las relaciones interpersonales, a aumentar nuestra sabiduría, nuestra salud y nuestra felicidad.
La autocompasión puede definirse como “el darnos a nosotros mismos el mismo cuidado, consuelo y serenidad que de forma natural hacemos llegar a quienes queremos, cuando están sufriendo, cuando fracasan o cuando se sienten inadecuados.” (Germer y Simon, 2011)
Ser autocompasivo consiste en responder con cariño ante el propio sufrimiento. En lugar de reaccionar con autocrítica y con reproches, nos tratamos bien, nos consolamos y nos damos afecto.
Como he mencionado antes hay personas que tienen otras ideas respecto a la autocompasión y que no corresponden a la idea de autocompasión en Mindfulness.
Qué no es la autocompasión
-No es tener lástima de nosotros mismos. No nos revolcamos en la queja, el lamento o el lloriqueo. Los que sienten lástima por sí mismos abrigan sentimientos egocéntricos y se olvidan de los demás. En la autocompasión se apela en cambio a la interconexión con los demás.
–No es un comportamiento egoísta. La autocompasión es no excluirse a uno mismo del amor hacia todos los seres vivos.
-No es autoindulgencia. O sea no se trata de permitirnos y perdonarnos a nosotros mismos cualquier cosa. Cuando nos equivocamos o fracasamos, somos conscientes de que hemos hecho algo mal y procuramos corregirlo, pero sin castigarnos ni machacarnos por ello.
-No se trata de disimular la realidad. Al contrario nos abrimos a la realidad del sufrimiento, incluyendo todos sus aspectos, incluso los más negativos. Afrontamos la realidad, No nos escabullimos de ella.
–No se trata de luchar más, sino menos. La autocompasión no produce fatiga, ya que aceptamos las cosas como son y no luchamos con lo que es real. Por eso constituye más un alivio que una lucha
-No es autoexigencia. Lo que hacemos es cultivar nuestros buenos deseos, pero no exigimos resultados inmediatos. Los resultados vendrán con el tiempo y más como consecuencia de por lo que hacemos o por lo que nos esforzamos. No nos exigimos más de lo que podemos dar.
-No es autoestima. En la autoestima es fácil que nos sintamos superiores. En la autocompasión nos sentimos conectados con los demás.
Tanto en los procesos de Coaching como de Mindfulness me encuentro con personas que se comportan consigo mismas de forma dura y desconsiderada, con un nivel de autoexigencia elevadísimo.
La autocrítica despiadada
Muchas veces nos criticamos a nosotros sin misericordia. Creemos que si somos los primeros en censurarnos, evitaremos que los demás nos ataquen y nos descalifiquen. De esta manera al criticarnos, nos tranquilizamos.
De nuestra sociedad recibimos mensajes de reproche si no llegamos a destacar de alguna manera. Solo los que triunfan son aplaudidos y respetados. De ahí que fácilmente adoptemos la autocrítica como forma de asegurarnos un lugar destacado en la escala social.
Los tres componentes de la autocompasión
Kristin Neff basó su Escala de la Autocompasión en tres elementos principales que explican muy bien en qué consiste la actitud autocompasiva
Mindfulness.
Lo primero que hace falta para ser compasivo con uno mismo es darse cuenta del sufrimiento en cuanto aparece. Generalmente, cuando estamos pasando malos momentos nuestra mente se desliza con facilidad a dar vueltas en un intento más o menos ansioso de acabar inmediatamente con lo que nos está haciendo sufrir. No lo aceptamos sino que nos resistimos y nos hundimos más en el círculo vicioso del dolor y la cavilación alrededor del dolor. La cavilación es lo contrario al Mindfulness. No es lo mejor que podemos hacer cuando algo va mal pero es un recurso habitual de nuestras mentes si no han sido educadas en la conciencia plena.
Otro aspecto de nuestra reacción habitual al sufrimiento es que nos sobre-identificamos con él. Al aplicar Mindfulness aprendemos a distanciarnos del sufrimiento y a darnos cuenta de que somos algo más que el sufrimiento. Al hacernos conscientes de lo que pasa podemos tomar distancia y estar presentes sin dejarnos engullir por él.
La humanidad compartida.
Al hacernos plenamente conscientes del hecho de la humanidad compartida, cambia de forma drástica la experiencia del sufrimiento. Sufrir nos une a los demás en lugar de separarnos de ellos. A veces tenemos vergüenza o pensamos que nos van a rechazar porque nos sentimos imperfectos o inapropiados. Al aislarnos solo empeoramos las cosas todavía más. El aislamiento de los demás o la desconexión de nosotros mismos son conductas perjudiciales que no nos ayudan sino que empeoran la situación. Frente a ellas conviene que cultivemos la humanidad compartida, que nos hará sentirnos conectados con los demás seres humanos.
La amabilidad con uno mismo.
Cuando las cosas van mal es cuando más necesitamos que nos traten bien. Pero es muy posible que no haya nadie allí para hacerlo y entonces es el momento de aplicar la autocompasión. Por ello es conveniente entrenar esta capacidad que quizás no hemos desarrollado. Es más frecuente que nos critiquemos y que nos hagamos reproches por lo que no ha funcionado bien, que el que nos tratemos con amabilidad.
En el apartado de AUDIOS de la web Mireiapoch.com encontrarás diferentes meditaciones que te ayudarán a desarrollar la capacidad de la autocompasión y la compasión hacia los demás.
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