El valor de la generosidad

El valor de la generosidad

«Un persona generosa es aquella que actúa en favor de otras personas desinteresadamente, y con alegría, teniendo en cuenta la utilidad y la necesidad de la aportación para esas personas, aunque le cueste un esfuerzo.»

Generosidad es pensar y actuar hacia los demás, hacia fuera. No hacia adentro. Siempre es más fácil hacer un acto grandioso por el cual nos admiren, que “simplemente” darnos a los demás sin obtener ningún crédito. Y es que casi todos tendemos a buscar el propio brillo,  el   prevalecer sobre los demás y solemos evitar el dar nuestra luz a los demás.

Dar sin esperar nada a cambio, entregar parte de tu vida, volcarse a los demás, ayudar a los que lo necesitan, dar consuelo a los que sufren, eso es generosidad. Y no es un valor pasado de moda.

Hacer algo a favor de otras personas puede significar muchas cosas distintas: por ejemplo, dar cosas, dar tiempo, prestar posesiones, perdonar, escuchar  y todos estos actos suponen una decisión en algún momento dado. Por ejemplo ser generoso con el tiempo significa decidirse y estar dispuesto a sacrificar para el bien de los demás algo que se guarde para la propia utilización.

Las personas suelen valorar el tiempo por su rentabilidad, por los resultados que pueden ver claramente a corto plazo y, en consecuencia, establecen criterios de poco valor intrínseco. Es decir, valoran el tiempo por la cantidad de dinero que pueden ganar o por el número de contactos profesionales que pueden conseguir.

Una de las facetas básicas de la generosidad es la apreciación del valor de lo que poseemos. En ocasiones, la dificultad radicará en no saber identificar adecuadamente nuestras posesiones o nuestras posibilidades. Se nota claramente en expresiones. del tipo «no, sería capaz de … », «no tengo tiempo para … », «no sabría hacerlo … », etc., cuando muchas veces el problema no está en la capacidad, en el tiempo, en el saber hacer, sino en la falta de confianza en las propias posibilidades o en la falta de apreciación de lo que realmente uno es capaz de hacer..

Si la persona no vive la generosidad por una convicción profunda de que los demás tienen el derecho de recibir su servicio, de que Dios le ha creado para servir, difícilmente existirá una generosidad permanente en desarrollo.Por eso, es más importante el concepto de «darse» que el de dar. Se puede dar, sin identificarse con lo dado, sin simpatizar con la otra persona.

Una persona generosa se distingue por:

  • La disposición natural e incondicional que tiene para ayudar a los demás sin hacer distinciones.
  • Resolver las situaciones que afectan a las personas en la medida de sus posibilidades, o buscar los medios para lograrlo.

Para vivir mejor esta valor en lo pequeño y cotidiano, es de gran utilidad poner en práctica las siguientes medidas:

  • Procura sonreír siempre. A pesar de tu estado de ánimo y aún en las situaciones poco favorables para ti o para los demás.
  • Se accesible en tus gustos personales, permite a los demás que elijan la película, lugar de diversión, pasatiempos, la hora y punto de reunión.
  • Aprende a ceder la palabra, el paso, el lugar; además de ser un acto de generosidad denota educación y cortesía.
  • Cumple con tus obligaciones a pesar del cansancio y siempre con optimismo, buscando el beneficio ajeno.
  • Usa tus habilidades y conocimientos para ayudar a los demás.
  • Cuando te hayas comprometido en alguna actividad o al atender a una persona, no demuestres prisa, cansancio, fastidio o impaciencia; si es necesario discúlpate y ofrece otro momento para continuar.
  • No olvides ser sencillo, haz todo discretamente sin anunciarlo .

El vivir con la conciencia de entrega a los demás, nos ayuda a descubrir lo útiles que podemos ser en la vida de nuestros semejantes, alcanzado la verdadera alegría y la íntima satisfacción del deber cumplido con nuestro interior.

Mireia Poch
mireia@mireiapoch.com

Coaching y mindfulness Solidario para profesionales

1 Comment
  • Cristian jaramillo.
    Posted at 14:50h, 10 agosto Responder

    La generosidad es el hábito de dar o compartir con los demás sin recibir nada a cambio. Comparado a menudo con la caridad como virtud, la generosidad se acepta extensamente en la sociedad como un hábito deseable.

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