El coaching puede ayudar a mejorar el autocontrol emocional

coaching puede ayudar a mejorar el autocontrol emocional - Mireia Poch

El coaching puede ayudar a mejorar el autocontrol emocional

El autocontrol emocional es uno de los componentes de la inteligencia emocional mas necesario para un coach y también para aquellas personas que tienen un trabajo con un componente de relación interpersonal intenso.

La International Coaching Federation ICF ha establecido once competencias clave del coaching. El autocontrol emocional está comprendido dentro de una competencia mas amplia que es la de ESTAR PRESENTE. ICF la define como la habilidad del coach para tener plena conciencia y crear relaciones espontáneas de coaching con el cliente, usando un estilo abierto, flexible y que demuestre seguridad y confianza. El coach demuestra confianza cuando trata con emociones fuertes y tiene autocontrol, de manera que no se ve desbordado ni dominado por las emociones del cliente.

Robert Dilts en el curso de coaching generativo al que asistí hace años en Barcelona utilizó las cinco letras que forman la palabra COACH como iniciales de cinco adjetivos en inglés que en conjunto describen lo que él denomina el estado COACH y que coincide con la competencia de “estar presente” definida por ICF un estado emocional que el coach debe aprender a alcanzar para si mismo y ayudar a que lo alcancen también las personas que acompaña.

Centered (centrado)

Open (abierto)

Attended (presente)

Connected (conectado)

Hold (sosteniendo)

El objetivo de este artículo es proponer un ejercicio que sirva de ayuda para manejar sentimientos difíciles. Tiene relación con el adjetivo HOLD correspondiente a la letra H de la palabra COACH: Capacidad de sostener los propios sentimientos.

Sentimientos difíciles

La mayoría de las personas piensan que los sentimientos difíciles son causados por alguna situación externa que les molesta como puede ser una persona amenazante, una situación embarazosa un dilema insoluble. Pero esto solo es una parte. La otra parte es que una pieza importante del sentimiento difícil es acerca de nosotros mismos. Es acerca de cómo cada persona vive internamente esta circunstancia o situación externa de amenaza.

Nuestra capacidad de contener nuestros sentimientos tiene que ver con la forma como hemos sido contenidos. Las investigaciones en el campo del psicoanálisis demuestran que un niño aprende a contenerse a si mismo a través de la forma como es atendido física y emocionalmente por sus primeros cuidadores. Como adultos tenemos la posibilidad de seguir aprendiendo bien sea con nuestros propios recursos o con la ayuda de otras personas si es necesario.

La terapeuta familiar Virginia Satir con frecuencia hacía dos preguntas a sus clientes:

  • La primera era ¿cómo te sientes? Ejemplo de respuestas podrían ser “me siento triste, con rabia, con miedo, culpable.”
  • La segunda era ¿cómo te sientes por sentir esto? La respuesta a esta pregunta es muy significativa y determina mucho el impacto de la respuesta de la primera pregunta.
  • Es muy diferente si la persona se siente bien sintiendo rabia o si se siente culpable o frustrada al sentir rabia
  • Es ese segundo sentimiento el que determina la facilidad para que uno pueda contener el primer conjunto de sentimientos.

Algunas personas se sienten incómodas con los sentimientos difíciles. ¡No les gustan! A algunos les disgustan tanto que tan pronto sienten el primer indicio de una emoción difícil o incómoda, es como si escucharan detonar la pistola al inicio de una carrera. Sin siquiera pensarlo, inmediatamente salen corriendo, tratando de anestesiar, evitar o escapar de lo que sienten surgir en su interior.

Si salimos volando y tratamos de huir de los sentimientos incómodos estamos perdiendo la oportunidad de acceder a ellos. En esta difícil experiencia de acceso es precisamente donde está el potencial para el crecimiento interior y donde nos espera el cambio.

Nuestro sistema de creencias juzga las emociones como positivas o negativas. Las que juzgamos como positivas son las que queremos que formen parte de nuestro “yo ideal”. Las negativas serian lo que no aceptamos y se convierten en “sombras”. Cuando no aceptamos esta sombras no permitimos la posibilidad de integrarlas con el resto de nuestro ser. Esto las aleja de la relación con el resto de nosotros y crea un conflicto de percepción.

Robert Dilts propone un ejercicio que básicamente consiste en moverse en tres posiciones distintas que nos permitan cambiar nuestra perspectiva de observación y atraer nuevos recursos para integrar los sentimientos que no aceptamos.

  1. Sitúate en un espacio concreto (por ejemplo dentro de un círculo que dibujes en el suelo) e identifica dentro de este espacio una situación en la que experimentas un sentimiento difícil que no puedes contener y te hace salir del presente. Conecta con este sentimientos y deja que tu cuerpo los exprese.
  2. Sal del espacio donde estas experimentando este sentimiento difícil y cambia tu estado corporal moviendo piernas, brazos etc.
  3. Da un paso hacia un segundo espacio (posición del observador) y reflexiona sobre aquella parte de ti que está experimentando el sentimiento difícil. ¿Cómo te sientes por sentir aquello?
  4. Da un paso hacia un tercer espacio. ¿Qué recursos (confianza, curiosidad, aceptación, fuerza…) podrían ayudar a sostener aquellos sentimientos de forma mas respetuosa y amorosa?
  5. Trae los recursos que has identificado a tu segundo espacio y observa si ha habido algún cambio de percepción hacia el sentimiento difícil.
  6. Vuelve al primer espacio ¿Cómo te sientes ahora sobre aquel sentimiento difícil? ¿Qué has aprendido de esta experiencia?

Si no podemos contener nuestros sentimientos difíciles, se transforman en una contracción y un sentido de separación y de desconexión. Nuestra relación con ellos nos permite integrarlos de forma que la energía quede liberada para fluir en nuestras vidas.

Mireia Poch
Mireia Poch
mireia@mireiapoch.com

Coaching y mindfulness Solidario para profesionales

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